© Didier Jean-CIVA
Con 170 km, una de las rutas turísticas más antiguas de Francia le reserva muchas sorpresas. Sorpresas gustativas durante sus encuentros vitícolas, sorpresas arquitectónicas en los recovecos de un centenar de municipios vitícolas con un pasado ancestral y, por último, sorpresas naturales en el Parque Regional de los Vosgos. Tome el volante, suba a su bicicleta o póngase su calzado de senderismo para explorar, en 5 etapas, la ruta de los vinos de Alsacia.
Tu periplo comienza en la región de Wissembourg en el extremo norte de Alsacia. La carretera guiará tus pasos a lo largo de pueblos depositarios de tradiciones alsacianas particularmente preservadas: casas con entramados de madera (siglos XVIII y XIX), trajes, folklores y dialectos que todavía se hablan. Ha llegado el momento de hacer una pausa en una de las numerosas bodegas de vino. Debes recorrer 60 km hacia el Sur hasta llegar a los alrededores de Estrasburgo. Una vez en el viñedo de Estrasburgo, a pocos kilómetros de la capital europea, numerosas sendas vitícolas cruzan las vides del Kochersberg plantadas en medio de cultivos de cereales. Más lejos se erige la famosa colina de Scharrach, desde donde puedes admirar unas extraordinarias vistas de los Vosgos, la llanura de Alsacia e incluso la catedral de Estrasburgo.
A medio camino entre Estrasburgo y Colmar, en la Región Corazón de Alsacia, la gran estrella tiene un nombre: el castillo de Haut-Kœnigsbourg. Esta región es emblemática por las ruinas de castillos medievales, escondidas en paisajes formados por viñedos y bosques. A tus hijos les fascinará la Volatería de las Águilas y la Montaña de los Monos de Kintzheim.
Sigue rumbo al Sur dirección a la Región de Colmar donde abundan paisajes de llanuras, montañas de los Vosgos y viñedos que jalonan su recorrido salpicado de pueblos medievales. Haz una parada en el pueblo de Riquewihr, catalogado como uno de los pueblos más hermosos de Francia, donde las murallas, muy bien conservadas, rodean esta perla del viñedo.
Dedica también un tiempo a visitar Colmar, una ciudad que se puede descubrir en barca, por los canales que surcan la ciudad, a los que debe el sobrenombre de Pequeña Venecia. Las casas con entramados de madera y sus balcones adornados con geranios multicolores te sorprenderán.
Tu periplo termina en la Ruta de los Vinos Sur-Alsacia, sinónimo de altitud, donde las vides se cultivan en terrazas. A lo largo de kilómetros, ciclistas y senderistas combinan esfuerzos y descubrimientos de paisajes variados: ruinas de castillos medievales, pueblos floridos, abadías románicas, vides ondulantes y winstubs, los famosos bares de vinos locales. A estos lugares de cata se añade una amplia variedad de restaurantes y hoteles. Cabe citar las granjas, los hostales, los mercados de productos locales y las casas con encanto para amenizar una extraordinaria experiencia cultural y vinícola.